Confucio

La historia del libro de las mutaciones se reemprende unos 600 años más tarde. En las afueras de la ciudad de Qu-Fu se celebraba un matrimonio totalmente desproporcionado. Un hombre de 74 años se casaba con una joven que no había cumplido los 15. Era lo que en la antigua China denominaban una “unión salvaje”. Lógicamente, la joven esposa tenía miedo de no tener hijos, pero el “novio” se había preparado. En los días próximos al matrimonio eran frecuentes los acercamientos con sirvientas y muchachas para “virilizarse”, apropiándose de la esencia Yin de las mujeres y reteniendo el esperma. También se hacían servir anillos de jade y otros artilugios. A pesar de la preparación que llevaba, la noche de bodas todo falló. Sin embargo la muchacha quedó en estado.

La chica, que se llamaba Zheng-Sai, marchó a un templo en la parte alta de una montaña, para rogar por su fertilidad. A lo largo del camino, las plantas y los árboles la saludaban moviendo las hojas y haciendo subir y bajar las ramas cuando ella pasaba. Todo eran buenos presagios.

Pero en la noche tuvo un estraño sueño. Se le apareció el Señor de las Aguas y le dijo

—Tendrás un hijo, que será un sabio. Y lo dejarás en una morera vacía. Más tarde tuvo otro sueño. Vio cinco hombres viejos que llevaban un unicornio cubierto de escamas. El unicornio se arrodilló y escupió una pieza de jade a los pies. En aquella pieza ded jade se podía leer: “Un niño nacido de la esencia del jade sucederá a la dinastía decadente como un rey sin corona”.

Zheng-Sai estaba embarazada. ¿Era el fruto del espíritu de jade? Dio a luz en una caverna conocida con el nombre de “la Morera Vacía”. Hubo milagros, espíritus femeninos untaron la caverna con perfumes y unos dragones montaban guardia. Surgió una fuente de agua caliente para poder lavar al niño y sonaba una música celestial.

Grabado con la imagen de Confucio
Grabado con la imagen de Confucio

Esto pasaba en 551 aC. No es demasiado difícil encontrar paralelismos entre esta historia y la del nacimiento de Cristo. ¿El establo no es la cueva? ¿Y el ? Espíritu Santo no es el espíritu del jade? ¿Y el incienso de los magos no es un perfume? ¿Y los dragones no podrían ser el buey y la mula? ¿No era Zhang-Sei una virgen gracias a que su marido tenia 74 años?

Al hijo de Zhang-Sei le llamaron Kiu. Pasó los tres primeros días en el suelo, con la esencia del suelo como único alimento. El apellido de este niño era Kong-Tseu. Nosotros le rebautizamos como Confucio.

Confucio llevó una vida gris. A los 34 años se aficionó a la música y más tarde fue ministro de justicia sin demasiado éxito. A los 73 años se retiró y comenzó a estudiar el I Ching. Dijo “si consiguieseis añadir 50 años a mi vida, todos los dedicaría a la lectura del I Ching. Sólo entonces mis errores comenzarían a no ser demasiado graves”.

Escribió el texto conocido como “Las 10 Alas”, que forma parte del I Ching.

Así pues, la autoría del libro de las mutaciones está compartida por Fu-Shi, el rey Wen, el Duque de Txou y Confucio.

Confucio murió el año 479 aC. Quando murió cantaba, acompañándose con un laúd: “La cumbre sagrada se hunde, la viga maestra cede, el sabio se va como una flor marchita…”

Por Arian Botey
Este apunte forma parte de una serie de artículos sobre el I Ching cuyos originales pueden ser consultados, en lengua catalana, pulsando sobre el enlace.

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